El académico español aseguró que el gran desafío de Chile y el continente americano es participar más activamente en los proceso de negociación de estas regulaciones.
Más de dos décadas lleva el profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, Rafael Illescas, trabajando en el proceso de unificación de lo que se conoce como la ley Mercatoria Internacional. Desde diversas tribunas como la academia, la Comisión General de Codificación de España o la Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI-UNCITRAL), el profesor ha sido parte activa de esta transformación que pretende facilitar el intercambio y establecer pautas equitativas de derecho y obligaciones a las partes del intercambio económico global.
Así, en el marco de su visita a Chile para intervenir como el invitado de honor de la Ceremonia de Inauguración del Año Académico Derecho UC, el profesor Illescas analizó esta materia evaluando la posición de Chile y el continente americano frente a la necesidad de esta transformación.
Explicando que la ley mercatoria no se aplica a la casta de consumidores, sino que actúa a nivel del empresariado, de quienes realizan inversiones financieras, entregan préstamos, emiten avales o financian la compra y venta, asegura que el proceso de unificación de esta regulación hoy se aplica en la mayor parte de Estados del mundo, abarcando las denominaciones de las mercancías, las compraventas, el transporte marítimo y aéreo, el transporte por ferrocarril y carretera, entre otros.
El académico relató que la evolución de este proceso, que se comenzó a fines del siglo XIX, está lleno de lógica comercial y económica y que se desató en el momento en que las comunicaciones físicas y las telecomunicaciones comenzaron a evolucionar. "Todo lo que viene después, a partir del gran esplendor económico del cambio de siglo, hasta que empieza la primera guerra mundial, en el período de entre guerras y en la postguerra de la segunda guerra mundial, hace que la mayoría de los países, a sus propios ritmos, se incorporen a este proceso de cambio".
En cuanto a los desafíos que ha significado la unificación, el profesor identificó tres como principales. El primero, hace referencia a los intereses. "Todos tienen interés en imponer sus reglas nacionales y sus tribunales nacionales". Luego, explicó, están las industrias nacionales que poseen una participación relevante en el producto interno bruto, ejerciendo una influencia en gobiernos y parlamentos, y finalmente, está la necesidad de entregar a las partes un trato paritario, "lo que yo llamo una pauta equitativa, una fórmula equitativa y equilibrada para todos".
Sobre Chile y el continente, el profesor explicó que al ser estas naciones relativamente jóvenes, tienen una tendencia natural al nacionalismo. "Trasciende en la bastante resistencia por las capas profesionales nacionales, por los órganos del poder público nacional, a aceptar fórmulas legales que no han sido elaboradas y conocidas desde el primer momento por ellos". De esto deriva, aseguró, que se tarden mucho en aceptar las convenciones internacionales, como por ejemplo Brasil "que tardó 35 años en darse cuenta que el tratado de Viena le venía bien".
¿En qué aspecto deben seguir trabajando estas naciones? En la participación en las negociaciones internacionales. "Yo siempre creo que para aceitar bien un instrumento hay que haber participado en su elaboración casi desde el primer momento". Hoy estos países más jóvenes han dejado de ser solamente productores de materias primas, explicó, y deben intervenir en la formulación de estas nuevas regulaciones internacionales, que finalmente entregan certidumbre y previsibilidad al sistema de comercio internacional.